El final de un blog, el inicio de Fin
Lo que sigue es un texto creado de un modo algo azaroso entre Alexandre Fávero y Sonia Alejandra García, donde intentamos recapitular algunas vivencias de esta aventura sombrista que tanto nos ha dejado.
Con esto cerramos esta etapa del proyecto, para dar lugar al camino que Fin
deba recorrer.
Gracias por acompañar. ¡Que viva la creación!
Las sombras magnéticas, a pesar de ser un tema que merece más tiempo, ya que involucra no solo la percepción de cada uno, mas la física y explicaciones complejas, queda registrado en las fotos del proceso, como cuando nos acercamos a conversar y allí mismo, en la pantalla, sin percibirmos, se tocaron, sutilmente, los protagonistas de la obra.
Entre
tantas preguntas todo podía quebrarse, sin embargo no hubo que lamentar ningún
filamento roto.
Cada día al
llegar había una puerta, luego otra, luego una cajita con una llave, y al final
un espíritu traslúcido preguntaba: ¿Por qué en sombras? Solo con la contraseña
correcta podíamos entrar a jugar.
Una otra cosa muy inusual que todavía necesito
procesar mejor fue esta extraña sensación de tranquilidad que se produjo en los
últimos días antes del estreno en lugar de un exceso natural de tensión.
Cuando todo
estuvo tranquilo, las risas acompañaron y “Fin” se reveló potente y autónoma,
nos asaltó la incertidumbre: ¿No será todo un espejismo?
Toda la
confianza pareció desvanecerse el día de las manos temblorosas, en respuesta a
los ojos abiertos del otro lado.
Es una
proeza, pero logramos cerrar la maleta llena. La pata de la garza sufrió un
poco, pero con unos cuantos cariñitos volvió a componerse. Cuchi, cuchi.
Una vez más se ha demostrado que la oscuridad y
el silencio son muy bienvenidos... cuando no estaban en los ensayos o en el
estreno, lo echamos de menos, ¿no?
Solo al
final A. reveló el secreto para el apagón abrupto: el dedo debía estar a la
mitad del botón. “Cómo se nos escapa lo más simple”, pensé.
Ahora que me estoy distanciando del equipo, del
proceso y del trabajo, mi visión periférica se reduce paulatinamente y, a
medida que el campo visual se va cerrando, encuentro pequeños detalles llenos
de una sabiduría que solo se percibe cuando estamos mirando atentamente la
sombra.
La sombra
habla y es contundente, decidida. Una noche nos gritó cómo quería fundirse con
una foto hacia el final de la obra. Y tuvo razón.
Para
comprender este torbellino necesitaremos tomar distancia, pedirle unos metros
más al tiempo, respirar en centímetros y elaborar conclusiones más claras que
estas palabras.
El
encuentro creativo fue explosivo y causó ceguera temporal por encandilamiento
en algunxs integrantes del equipo.
Sentimos el
presente de la escena de los dos lados de la pantalla, y ninguno es un lado
seguro.
Desde hoy, si quieres encontrarme, sabes que
estaré muy cerca, como si fuera el punto ciego, donde permanecemos escondidos del
cono de luz, siempre con pasos suaves y mirada baja.
El cono de
luz de las lámparas pelea con el del retro por el protagonismo en la pantalla.
A veces gana uno, a veces otro. Lo interesante sucede cuando por fin se
entienden y dialogan como dos conos adultos.
Durante los
ensayos contamos con el infaltable hombre-de-la-tos, que disfrutaba tanto que
volvía seguido, a veces incluso simulando ruido en el piazzato, como un
entrenamiento a prueba de nervios sombristas.
Incluso después de que todo esté hecho, quiero
que llegue el momento de volver a dibujar y, quién sabe, buscar algo en lo
descartado.
El viaje
exige un cambio de voltaje, que también se refleja en los impulsos eléctricos
internos del cuerpo; momentos de alta exigencia, momentos de paz, 220, 110, 24,
12.
En medio del descarte, seguramente encontraré
algunos conceptos de los que hablamos y que están ahí, como las sombras de
colores, que aunque no existen, son parte de los colores deslumbrantes.
Se
simplifica a cada paso porque es su esencia. Se desprende de ropas y artilugios
de sobra. La sombra lleva consigo el glamour de su desnudez.
La confianza fue una de las mayores virtudes de
nuestro trabajo profesional que iluminó esta nueva amistad: confiábamos en la
sombra juntos y entre nosotros, incluso en Fin, sin desenfocarnos.
MJAS (o
síntesis aditiva para un montaje en la otoñal Buenos Aires).
Respetar lo
ajeno es también cuestionarlo.
El
involuntario y constante ejercicio nocturno de mirar con los ojos cerrados el
día que pasó para despertar con nuevas soluciones. Gran parte de las
resoluciones técnicas del montaje nacieron entre movimientos REM.
La próxima vez, quizás podamos probar con otro
tipo de creación, donde tu guión, tan lleno de alma, pueda dar paso a un cuerpo
que busca un espíritu para sí mismo.
Ejercitar
cada día la mirada sombrista, como si no hubiera nada más que esa pantalla,
desaparecen las manos, las paredes, los otros ojos. Nos hablamos con la sombra en
una telepatía cómplice.
Los colores de esta experiencia permanecen,
como una sensación que tenemos cuando vemos un atardecer y llega la noche.
Experimentamos
la tiranía de la música, y decidimos pedirle que se vuelva una canción de cuna.
No se puede
confiar en los cables traicioneros, amantes de los enganches, de las trabas, de
las burlas. Los cables no son nuestros amigos y nunca lo serán, pueden
cortarnos el paso cualquier día. Pero ya los conocemos, los tenemos vigilados…
y empezaron a obedecer. Cht! Quieto ahí, cable!
Y escribo
esto bajo el despotismo del contraste, en el abrupto transmutar post estreno.
Ya no hay más ensayos, no hay más momento de creación donde todo puede suceder.
Fin ya es una obra y no habrá más posteos en este blog. Me debato entre la
felicidad y la nostalgia. Entre celebrar la vida de la obra que nació, o
guardar luto por la muerte del proceso que la hizo posible. Pero todo es un
continuo, y vida-muerte no son un fin. Bienvenida Fin, que tu andar sea tan
profundo como tu creación.
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